La seguridad privada en entornos educativos: un escudo para el aprendizaje

Un aliado indispensable para proteger a estudiantes, docentes y personal administrativo.

En el corazón de cada universidad y colegio late un compromiso sagrado: nutrir las mentes jóvenes y guiarlas por el camino del conocimiento. Sin embargo, este noble propósito muchas veces se ve amenazado por un fantasma creciente: la inseguridad.

¿A qué nos referimos con inseguridad en el ámbito educativo?

Hablamos de un concepto amplio, que abarca diversas formas de violencia y delitos que pueden alterar la tranquilidad de un campus educativo. Entre ellos se pueden destacar los siguientes:

  • Delitos contra la propiedad: como robos, hurtos, vandalismo y daños a las instalaciones educativas.
  • Delitos contra las personas: que considera todo tipo de agresiones y daño físico.
  • Amenazas externas: como la intrusión de personas no autorizadas en las instalaciones, actos de disturbios e incluso terrorismo.
  • Riesgos internos: que considera cualquier tipo de accidentes, incendios y/o emergencias que puedan poner en peligro la integridad física de toda la comunidad educativa.

Es así como la presencia de guardias privados aporta en la disuasión de quienes buscan cometer delitos, previniendo robos, hurtos, vandalismo y otros actos ilícitos que perturban la paz en los campus, reforzando la sensación de seguridad en el entorno.

Más allá de su rol preventivo, los vigilantes privados están capacitados para actuar en diversas situaciones de emergencia que requieren de una respuesta rápida y eficiente. Un guardia bien entrenado está capacitado para tomar decisiones acertadas bajo presión, coordinar, por ejemplo, la evacuación de personas, solicitar ayuda externa y aplicar primeros auxilios en caso de necesidad.

En el ámbito educativo, la seguridad privada también juega un papel crucial en la protección de activos educacionales y también, en la prevención de riesgos laborales. Su labor contribuye a minimizar pérdidas por robo, sabotaje o accidentes, garantizando la continuidad operativa de las instituciones y la seguridad de sus colaboradores.

En educación superior, cuyos campus suelen ser más amplios y abiertos que cualquier otro entorno educacional, la presencia de guardias privados brinda tranquilidad a los estudiantes, quienes confían en su capacidad para proteger sus pertenencias e integridad física. Su labor generalmente se complementa con otros sistemas de seguridad electrónica como cámaras de vigilancia y/o alarmas, creando así un entorno seguro y protegido.

En eventos masivos, como ceremonias, conferencias o festivales, los guardias privados juegan un papel fundamental en el control de multitudes, la prevención de disturbios y la garantía de la seguridad de los asistentes. Su presencia contribuye a crear un ambiente ordenado y pacífico.

La seguridad privada en entornos educativos no debe bajo ninguna óptica considerarse como un gasto, sino una inversión en el futuro de nuestra sociedad, ya que si se protege a quienes se están formando desde temprana edad en la búsqueda del conocimiento, se siembran las semillas de tranquilidad para un mañana más próspero y seguro para todos.